Terminó septiembre. Aproximadamente, los equipos llevan un mes entrenando, unos ya han entrado en competición y otros lo harán próximamente.
El club tiene una misión, creada por los propios entrenadores y compartida por la junta directiva:

“Formar personas a través del baloncesto y ser competitivos a través de la formación del entrenador”

En este mes que cerramos hemos tratado de ser coherentes con esa misión. Hacer tareas concretas relacionadas con formar personas y con formarnos como entrenadores.
Quisiera hablar aquí de la segunda parte de la misión, “formación de entrenadores”. Es muy interesante las respuestas que han dado los entrenadores cuando desde la dirección deportiva les
hemos preguntado lo siguiente:

- ¿Qué crees que tu equipo hace mejor ahora con respecto a cuando empezaste?
- ¿Qué crees que haces mejor como entrenador con respecto a cuando empezaste la temporada actual?

A la primera pregunta, en qué es mejor el equipo, aquí hay una serie de respuestas, muy interesantes, que van asociadas a las diferentes categorías:

- Escuchar.
- Técnica individual.
- Mayor agresividad en el 1c1 y tratamos de mandar en defensa.
- Movernos mejor en el campo.
- Lectura del juego, sistemas en ataque individual.
- Creer en otra forma de jugar y ser más agresivas.
- Mejor movimiento sin balón y un poco más de autoconfianza.
- Quitarse el miedo y mucho interés.
- Mejora en los conceptos defensivos, salida de contraataque y de presión ordenadas.
- Atrevimiento.
- Lucha y hambre.
- Nuestra defensa.
- Empiezan a hablar entre ellos.
- Jugadores que empiezan a dar un paso adelante cuando se quedaban atrás.
- Levantan la cabeza y hacen que la bola corra.

Y con respecto a la segunda pregunta, en qué has mejorado como entrenador, más interesante todavía:

- Preparación de las sesiones.
- Escuchar.
- Callarme y observar un poco más.
- Analizar lo que quiero trabajar y lo que realmente conseguimos trabajar.
- Empatía.
- Aprender a ser menos sobreprotector.
- Adaptar las sesiones al ritmo de aprendizaje del grupo y pensar que no soy tan imprescindible.
- Ser más observador y exigente conmigo.
- Escuchar a mi segundo que me aporta otra visión que hasta entonces me daba igual.
- Paciencia.
- Comprensión y mejor selección de ejercicios.
- El cómo digo las cosas.
- Humildad.
- Callarme un poco.
- Soy algo más positivo.
- Tengo más paciencia y he sabido mejorar mis ejercicios.

La respuestas de la primera pregunta deben ser una consecuencia de las respuestas de la segunda, es decir, lo que mejoran los entrenadores se refleja de manera directa en lo que mejora el equipo.

De ahí que parte de nuestra misión sea:

  “Ser más competitivos a través de la formación del entrenador”

Nuestra capacidad de competir depende de cómo mejoran nuestros entrenadores y nunca recae en los y las jugadoras. ¿Lo ideal? La sinergia. Ser capaces de compartir nuestras mejoras, aprovecharnos del crecimiento de nuestro compañero, y precisamente esto es lo que pretendemos construir, un entorno de crecimiento de los entrenadores. Un espacio donde compartir. Compartir experiencias y aprendizajes de otros entrenadores. ¿Os imagináis un entrenador con todas las características mencionadas anteriormente? Pues no es tan difícil, lo tenemos al lado. Solo es cuestión de observar de vez en cuando a nuestros compañeros.

Mejor entrenador = Mejor equipo